Afrutado: Sabor que recuerda a la uva; cualidad de uno joven.
Agresivo: Desagradable por ácido, tánico o demasiado alcohol.
Agrio: Defecto referente a un exceso de ácido acético (con olor a vinagre).
Aguja (de): Con ligero desprendimiento gaseoso; chispeante.
Aireado: Que ha perdido aromas por una exposición al aire demasiado intensa (oxidado).
Alegre: Con acidez fresca y aroma limpio; vino espumoso cuyas burbujas son adecuadas.
Alterado: Reducido.
Amable: Que se bebe con facilidad.
Ambarino: Vino blanco viejo de color dorado como el ámbar (defecto de uno joven).
Animal: Con aroma a piel o lana.
Apagado: Sin carácter.
Apetitoso: Fresco y ligero, que se bebe fácilmente.
Armonioso: Exento de características dispares.
Aroma: Olor procedente de la uva (más evidente en los vinos jóvenes).
Áspero: Textura sin fineza.
Astringente: Sensación de sequedad debida a los taninos.
Ataque: Impresión sensorial inicial al paladar.
Aterciopelado: Textura muy suave y agradable.
Austero: Duro, con taninos y ácidos (necesita envejecer).
Azufrado: Defecto referente a una sensación picante, de sequedad.